Se trata de nichos en las fachadas de las casas con una figura religiosa en forma de estatuilla, pintura o cerámica. Estas representaciones simbólicas, generalmente de un santo, una santa o una Virgen María, servían como intermediarios trascendentales de Dios y se invocaban especialmente en momentos de crisis, necesidad o para pedir la protección contra enfermedades y desastres agrícolas. Por lo general, solía haber una hornacina en cada calle, de modo que cuando un vecino o vecina estaba enfermo, se colocaba la figura al lado de su cama para que ayudara en su recuperación. En caso de fallecimiento, también se solía llevar al funeral. Por lo tanto, la mayoría de las representaciones eran originalmente estatuillas que se podían quitar fácilmente. Pero hace mucho tiempo que esta costumbre se fue abandonando.
Aunque habian "hornacinas" en Xàbia probablemente desde la Edad Moderna (siglos XVI-XVIII), parece que todas ellas, menos una, fueron destruidas durante la Guerra Civil por elementos anticlericales exaltados. Las que vemos hoy son de la década de 1940 y posteriores….
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