Aunque ya había plantaciones en el Reino de Valencia a finales del siglo XVIII, no fue hasta la década de 1920 cuando aparecieron las primeras plantaciones de cítricos en Xàbia. Con el paso de los años fueron aumentando paulatinamente y en la década de los 60, los cítricos ya eran una floreciente rama agrícola. Había, y todavía hay, dos áreas principales de cultivo: una parte de detrás del Arenal, en la zona del Pla, y se dirige hacia el oeste hasta la carretera de Benitatxell, con el río Gorgos en el límite norte y el Cami Cabanes en el sur. La otra es la zona de les Valls, entre las carreteras de Gata y Jesús Pobre.
Los principales cítricos plantados aquí son naranjas y clementinas. El pomelo es muy escaso por la baja demanda, y el limón no se cultiva en Xàbia. Hay dos categorías de naranjas: la naranja blanca, que se usa para zumo, y la washingtonia, de mesa. En los años 50, y aproximadamente hasta los 70, se plantaron principalmente naranjas para zumo: la salustiana, la cadenera y también la sanguina o naranja sanguina, que se exportaban a Francia e Italia. Luego a partir de los años 70 se cultivaron varios tipos de naranja washingtonia, que sustituyeron a la cadenera y la sanguina. Hoy en día en Xàbia existen principalmente dos tipos de naranjas de zumo y cuatro tipos de naranjas de mesa, por lo que se pueden tener naranjas de noviembre a junio. También se cultivan aquí cuatro tipos diferentes de clementina, que se recogen entre noviembre y mayo. Los naranjos necesitan mucho cuidado y agua. Hasta finales de los años 70, el método de riego era el que los sarracenos habían introducido siglos atrás. Se trata del conocido como riego “a manta”, con el que se inunda la tierra a través de un sistema de canales. Con este método se gasta una enorme cantidad de agua. En los años 60, cuando se estaba construyendo el Canal de la Fontana, hubo que perforar, y por tanto romper, la capa protectora entre el agua subterránea y el agua del mar. Esto hizo que el agua del mar entrara y llegara a una gran cantidad de pozos cuya agua se estaba utilizando para el riego, con lo que se salaron. Esto, combinado con largos períodos de sequía en los años 70 y 80, durante los cuales el nivel del agua subterránea cayó, permitió que entrara aún más agua de mar, lo que provocó la muerte de muchos árboles y el abandono de muchas plantaciones. Al mismo tiempo, el turismo estaba en alza y el precio de la tierra subiendo, por lo que mucha gente prefirió vender sus tierras. Con tal escasez de agua, había que encontrar un nuevo sistema de riego. Hacia finales de los años 70 se introdujo el riego por goteo. ¡Algunos dicen que la primera vez que se usó en España fue aquí, en Xàbia! Hasta ahora ha demostrado ser más eficaz. Cada naranjo recibe una media de seis emisores, que aportan, cada uno, cuatro litros de agua por hora. En verano, el sistema de riego se enciende durante tres o cuatro horas todas las noches. Muchos agricultores tienen pozos en sus tierras de donde se toma el agua. Los que no, tienen que comprar agua de pozo a una empresa. Los naranjos requieren un trabajo laborioso durante todo el año. Una vez que se ha recolectado la fruta, los árboles deben podarse. Deben ser fertilizados en intervalos regulares. Esto se hace a través del suelo, pero también rociando las hojas para una absorción más rápida. Lidiar con enfermedades y plagas es un desafío constante, especialmente porque los pesticidas más efectivos, pero peligrosos, ahora están prohibidos en Europa. El cotonet y la mosca blanca son las más difíciles de eliminar pero también la araña roja y la cochinilla son plagas obstinadas.Y entre las muchas enfermedades que azotan al naranjo, las más persistentes son los hongos. Una batalla incesante para los agricultores ! Y ahora la batalla hay que librarla también en otros frentes. En los últimos años ha habido un aumento del 30% en las importaciones de cítricos de Sudáfrica, Turquía, Egipto y Marruecos. Principalmente debido a los bajos salarios, estos países pueden ofrecer precios considerablemente más bajos. Un trabajador en Sudáfrica cobra aproximadamente 1,20 euros al día -con jornadas laborales más largas- mientras que en España se le paga el salario mínimo de 12 euros la hora. Además, en España hay que cumplir una normativa mucho más estricta que hace que los costes sean más elevados. Este año, los agricultores han vendido sus naranjas a tan solo 12 céntimos el kilo. Las grandes distribuidoras dictan el precio. En los últimos seis meses, el precio de la energía, la gasolina, los fertilizantes y los pesticidas se ha disparado tanto que apenas queda margen. Cada año hay agricultores que abandonan sus plantaciones. La situación es tan crítica ahora que uno se pregunta si Xàbia o incluso la Comunidad Valenciana, seguirá teniendo sus hermosas plantaciones de cítricos en los próximos años. Porque no hay apoyo real ni solidaridad proveniente de las autoridades centrales o locales. Las leyes que protegen los intereses de los agricultores no se hacen, o se hacen a medias. El pasado mes de junio se aprobó una nueva ley que exige el tratamiento en frío de todos los cítricos procedentes de países no pertenecientes a la UE. Esto es para evitar que insectos como la falsa polilla entren en España. Al mismo tiempo, la medida aumentará los costes para estos países, aliviando ligeramente la competencia para los agricultores. Sin embargo, es necesario aprobar leyes que aseguren precios justos para los agricultores. Si bien el precio de los cítricos al consumidor está subiendo, esto no está llegando al agricultor. Existen asociaciónes en la Comunidad Valenciana como la Unio de Llauradors y la Asociación Valenciana de Agricultores - Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (AVA-ASAJA) que representan los intereses de los agricultores y ganaderos. Desde hace 15 años, Juan Antonio Miñana, citricultor desde hace mucho tiempo, es el delegado de este último en Xàbia. Aunque esta asociación cuenta con unos 200 socios en Xàbia, solo unos 10 son citricultores a tiempo completo, un número que ha ido disminuyendo desde la década de 1980. Desafortunadamente, estas asociaciones no tienen una implantación como red de trabajo en el conjunto de España, que podría darle un peso real, y los agricultores tienen todas las razones para sentirse abandonados en su lucha por seguir existiendo. Lamentablemente, incluso el ayuntamiento de Xàbia ha dado la espalda desde los años 80 al desarrollo agrario, apostando preferentemente por el turismo. Si la situación no cambia pronto para los agricultores, podemos estar seguros que en los próximos diez años el perfume primaveral de la flor de azahar desaparecerá del aire de Xàbia. Incluso la naranja podría perder su condición de símbolo de la Comunidad Valenciana!
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