Xàbia conserva uno de los más importantes conjuntos de molinos de viento del mediterráneo. Once se alinean en batería de levante a poniente sobre el “Trencall de la Plana” y otro, aislado, se localiza muy cerca del río, al sur de la villa de Xàbia: el molino de Safranera.
Documentados en Xàbia desde época medieval, estuvieron en uso hasta finales del siglo XIX, cuando la utilización de otras energías, la aparición de nuevas tecnologías y otros factores, acabaron relegándolos al olvido y el abandono . Los orígenes, de estas máquinas, se remontan a la Antigüedad, aunque la primera referencia conocida sobre los molinos de viento se halla en una fuente árabe del siglo X. En Europa, se documentan a partir del siglo XII; unos molinos, muy distintos a aquellos de origen oriental. En esta charla, hablaremos de los orígenes y diversos tipos de molinos de viento, centrándonos en la historia y descripción de los molinos de Xàbia y la Marina Alta.
0 Comments
Barcelona fue la primera ciudad de España en tener alumbrado público, en 1841, seguida de Madrid, Valencia y Cádiz. Poco después, en 1861, le llegó el turno a Alicante. No todas las calles, pero sí las más importantes, estaban iluminadas con farolas -de gas o queroseno-, ¡excepto en las noches de luna llena! No sabemos el año exacto en que Xàbia consiguió su alumbrado público, pero parece que fue uno de los primeros municipios de la comarca. Sabemos con seguridad que las calles y plazas más importantes ya estaban iluminadas en 1859 (con farolas de aceite) porque el Archivo Municipal guarda un documento en el que el Ayuntamiento estipula multas a los padres de los niños que tiren piedras y rompan los cristales de las farolas. Aparentemente un nuevo juego de niños! Leemos en las ordenanzas municipales de Xàbia de 1887 que ese año todas las calles estaban iluminadas durante cinco horas en las noches de los meses de invierno y cuatro horas en las noches de verano. El siglo XX anuncia una nueva forma de iluminación: la electricidad. En 1902 Xàbia firmó un contrato con el Conde de Orgaz, propietario de una empresa generadora de energía eléctrica a partir de las cascadas del río Algar en Callosa d’en Sarrià, en el que la empresa se comprometía a suministrar energía diaria “desde diez minutos antes de la puesta a diez minutos antes de la salida del sol” para espacios públicos y privados. Los domicilios particulares pagaban según el número y potencia de las bombillas: 1,75 pesetas al mes por cada bombilla de cinco vatios; 3,25 pesetas al mes por una bombilla de 10 vatios y un céntimo por noche y bombilla de más de 10 vatios. Más tarde llegó la versión de lujo de 40 vatios! La mayoría de las casas contrataban una sola bombilla, con enchufes en dos estancias (que eran invariablemente la cocina y el comedor) para que la misma luz pudiera pasarse entre las salas según la necesidad. El resto de la casa estaba a oscuras y la gente todavía usaba velas o alguna de las muchas fuentes portátiles de luz (lámparas de petroleo o de aceite). Además, la lámpara colgante de aceite en el centro de la casa todavía estaba en uso, sobre todo porque había frecuentes cortes de electricidad. Contratar la luz costaba solamente 0,50 céntimos, por lo que se hizo habitual darse de baja en los meses de verano para no pagar la cuota mínima. Había mucha pobreza en Xàbia en aquellos días. Joaquín Armell, dueño de la tienda de artículos de regalo y hogar, que existe desde noventa y nueve años en la calle Mayor, nos cuenta cómo su abuelo era empleado de la empresa y se encargaba de cobrar las tarifas de luz a los clientes particulares el día 15 de cada mes. Algunas familias necesitadas no siempre podían permitirse las 1,75 pesetas, por lo que les aconsejaba pagar cualquier pequeña cantidad para no tener que cortar la luz. Desafortunadamente, hoy en día las compañías eléctricas no dan a sus clientes esa opción..... Sólo unos pocos establecimientos podían permitirse un contador de electricidad. Los primeros fueron el Ayuntamiento y la Oficina de Telégrafos, la Guardia Civil, el Sindicato Agrícola, cinco panaderías, dos cines y algunas casas particulares acomodadas. La electricidad llegó a las casas de campo en la década de 1940. Aquí, las lámparas de aceite y petroleo seguían siendo la principal fuente de iluminación incluso en los años cincuenta. Para nosotros, en la década de 2020, una vida sin electricidad es prácticamente inimaginable. Porque no solo nos proporciona luz, sino que genera todo tipo de comodidades que promueven una vida más fácil. De hecho, casi cada aspecto de la sociedad actual depende de ello. Por supuesto, si eso es algo bueno o no, está abierto a debate… Fuente : " La Llum Elèctrica a Xàbia", de Antoni Espinos |
ACTIVIDADES
|