Un resumen de la presentación que ofreció el arqueólogo municipal Joaquim Bolufer Marqués (Mvsev “Soler Blasco” de Xàbia) Oct 31 2012 1.- La cova Foradada.
Cova del Barranc de la Rabosa
Covetes de la Solana del Montgó Cuevas de enterramiento de cronología prehistórica indeterminada Cova del Montgó
Cova del Barranc del Migdia Cueva de enterramientos múltiples de cronología calcolítica. El material antropológico estudiado se compone de unos 500 fragmentos de restes óseos y piezas dentarias. La edad de muerte no sobrepasaría los 40 años de edad para los individuos adultos, mientras que la edad de muerte infantil está representada entre el primer año y los cinco años. Hasta el momento, se han identificado restos de un mínimo de ocho individuos recogidos en cuatro paquetes, con unas dataciones absolutas de 2.671 - 2.256 y con ajuares. 3.- Cultura Ibérica Plana Justa. Período que utiliza la incineración 4.- Romanización
Illa del Portitxol “Dos fosas cubiertas con losas aparecieron”, según nos cuenta J. Segarra Llamas (1947) en la parte más alta y llana del islote, cerca de un pavimento de placas de mármol. Las fosas contenían restos humanos y algunas piezas de ajuar en la cabecera, como lucernas y “diversos objetos brillantes”. 4.- Islamización Cambios de ritual y nuevas creencias. Mirando hacia el oriente y las fosas norte-sur. El cadáver en decúbito lateral sobre tierra virgen y sin ostentación.
4.- La conquista feudal Cambio de rituales, dentro de las villas, cerca de las iglesias, inhumaciones en decúbito supino, orientación este-oeste, y la cabeza hacia el oeste. Dentro de cajas y con mortaja. Los lugares de enterramiento: Fosares de la Plaza de la Iglesia y del Hospital, y en las Iglesias de sant Bertomeu y de Loreto y en los Conventos. Fossar de la Plaça: 29 fosas. El recinto seria un espacio trapezoidal de unos 180 m², cerrado por un robusto de muro de encofrado de mortero de cal y piedras, dentro del cual se realizarían los enterramientos. Se ha conservado un sector debajo del suelo de la Oficina de Turismo, con más de veinte fosas excavadas en el suelo natural con una orientación este-oeste. Los enterramientos correspondían a inhumaciones en posición de decúbito supino, con la cabeza hacia poniente. Hemos documentado el uso de amortajamiento de los cadáveres, así como la presencia de cajas o ataúdes de madera. Este cementerio estuvo en uso durante el siglo XIV y gran parte del siglo XV, hasta que la ampliación de la Iglesia provocó la remodelación de la plaza y la destrucción del fosar. 5.- Cementerio de sant Joan Con las nuevas corrientes higienistas, en el País Valenciano, algunas instituciones y personalidades intentaron llevar a cabo estos nuevos planteamientos. Es el caso de las tempranas y progresistas propuestas realizadas en el año 1776 por Pasqual Garcia, concejal del Ayuntamiento de València, que pretendían prohibir los enterramientos realizados dentro de los muros de la ciudad. Pero no será a raíz de la promulgación de la Real Pragmática dictada por el rey Carlos III el año 1787, cuando las autoridades locales comenzaron a considerar este problema. En la mencionada Pragmática se instaba a levantar los cementerios fuera de las poblaciones y también se prohibía el enterramiento dentro de las Iglesias -con algunas excepciones-. En el mismo documento también se decía que: “...se aprovecharan para capillas de los mismos cementerios las hermitas que existan fuera de los pueblos...”, disposición que fue seguida en Xàbia, utilizando la vieja ermita gótica de sant Joan, como capilla fúnebre. Cementerio de Xàbia: 12 marzo 1817. Fue inaugurado el actual cementerio de San Juan, con el entierro del cadáver de Ana Maria Moll, hija de Amaro y Teresa, según acta de defunciones firmada por Mn José Cruañes Buigues, vicario. (A.P.). El primitivo cementerio de sant Joan era mucho más pequeño que el que ahora conocemos. Aquel primer recinto de 1817, ocuparía una superficie muy reducida, situada al sur de la ermita, con enterramientos realizados en tierra, de los cuales sólo nos quedan algunos paneles de azulejos de València que se conservaban colocados en el interior de la Ermita. Del conjunto de 13 paneles recuperados y restaurados por el Mvsev, los más antiguos datan del año 1823 y corresponden a personas de alto rango social y económico: Mariana Prats, mujer del gobernador militar de Dénia, muerta el 28 de mayo y Jaume Catalá “Dr. Teologo y Rector Pabordre de la Iglesia de Xàbia”, muerto el 6 de octubre. El más moderno de los paneles fue dedicado al niño Joaquim Ferrando y García, “...que murió el día 22 de Enero del año 1862 a la tierna edad de 12 años y medio...” La falta de espacio de aquel primer cementerio y la mayor categoría de ciertas personas, hicieron que el tramo oeste de la capilla, entre el último arco diafragmático (detrás del altar) y el muro testero de la ermita, fuera habilitado como panteón eclesiástico. Esta estructura, fuera de uso des de finales del siglo XIX, tenia una única puerta de acceso (a la derecha, NE del altar), que había sido tapiada recientemente. El interior estaba ocupado por un total de 31 tumbas de forma rectangular con unas dimensiones máximas de 2,40 x 0,70 m construidas con ladrillos de barro macizos, piedras y yeso. Dieciocho presentaban una orientación general suroeste / noreste, que se apoyaban y superponían formando dos niveles, mientras que las tumbas de la pared sureste mostraban una orientación noroeste / sureste, perpendicular a las anteriores, agrupándose formando dos hiladas de cinco tumbas, más tres que fueron colocadas en los últimos momentos de utilización con ésta misma orientación, sobre las tumbas del primer grupo. Todas las sepulturas, con o sin caja correspondían a miembros del clero de Xàbia, probablemente vicarios, curas y pabordes de sant Bertomeu, que fueron inhumados entre el 1817 i probablemente el 1889, fecha que aparece grafiada sobre el yeso fresco de la tumba superior del grupo sur: Aquí descansan en paz / los restos mortales de / Don Jose Solans Vicario de / la Parroquial de Jabea / Murio el dia 14 de Mayo de 1889 / Rueguen a Dios por su alma. Las precarias condiciones de aquel primer recinto fueron descritas en el monumental Diccionario Geográfico – Estadístico - Histórico de España y sus posesiones de Ultramar de Pascual Madoz (Tomo IX, Madrid 1847): “...el cementerio, que es pequeño e indecente, porque sus paredes derruidas dan entrada a las zorras y otros animales inmundos, que se comen los miembros de los cadaveres insepultos: su situacion tan proxima a la villa perjudica a la salud pública, principalmente a los moradores del arraval del conv. , los cuales se encuentran muy incomodados por los miasmas pútridos que llegan hasta ellos en el estio cuando reinan los vientos del O. y se presenta el dia caluroso: debiera pues trasladarse a otro sitio mas saludable. ...”. Probablemente para intentar paliar, aunque fuese en parte, esta precaria situación, pero también para aumentar el espacio del cementerio (Xàbia era una población con una demografía creciente que pasó de los 3.654 habitantes del año 1843 a los 5.785 del año 1857), el año 1849, el alcalde de Xàbia, Antoni Catalá compró a Cristòfol Español tres hanegadas de tierra para ampliar el cementerio (G. Cruañes, Efemérides, núm. 289, 1986). Con estas obras, el cementerio adquirió las dimensiones que aún mantiene, levantándose los primeros grupos de nichos (situados sobre la pared oeste) destinados a los burgueses y otras personas acomodadas, mientras que la mayor parte de las inhumaciones se realizarían en tierra. Pero el ensanche del cementerio y la mejora de su construcción no acabaron con el problema de la excesiva proximidad a la población, provocando, junto con otros factores, que el índice de mortalidad de los arrabales próximos de Baix y del Convento fueron de los más altos de la población (A. Espinós, 1988). Pasaron los años y las condiciones de vida de la población fue mejorando poco a poco, produciendo una disminución en el total de muertes anuales. Así y todo, las escasas dimensiones del cementerio obligaron a la construcción de nuevas manzanas de nichos. No obstante, la excesiva proximidad a la localidad y el crecimiento de la población, obligaron a la construcción del nuevo cementerio de Catarroges, que fue inaugurado el año 1986, mientras que el viejo cementerio continuó en uso hasta 1989, fecha de la última inhumación realizada.
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