Los castillos rurales andalusíes se diferencian de los cristianos no sólo por su estructura constructiva, que veremos más adelante, sino por el modelo social que representan. La organización básica de la población rural andalusí será el castillo y la alquería. Cada castillo tendrá asociadas un número de alquerías que formarán una especie de distrito, el hisn, que recibirá el mismo nombre que la fortificación 'espacio donde se refugiarán sus habitantes en caso de peligro'. La sociedad andalusí, al contrario que la cristiana, no estará dominada por las relaciones feudales o de vasallaje. Se organizará en torno a la aljama, una especie de consejo de viejos que regirán la comunidad y recaudarán los tributos.
La estructura de los castillos sigue unas pautas casi similares en todos ellos. Constan de un recinto pequeño en la parte más alta que se llama celoquia, donde se sitúa el edificio donde reside el caid, el encargado de la fortificación y el aljibe para la reserva de agua. Alrededor, un recinto más amplio llamado albacar servirá para el refugio de la población y de los rebaños. En este espacio se pueden encontrar pequeñas viviendas para acoger a la población refugiada y también suele haber otro aljibe. El castillo también articulará las estructuras defensivas como las torres de alquería que se alzarán en aquellos núcleos de población más importantes o en las aldeas más alejadas.
La estructura de los castillos sigue unas pautas casi similares en todos ellos. Constan de un recinto pequeño en la parte más alta que se llama celoquia, donde se sitúa el edificio donde reside el caid, el encargado de la fortificación y el aljibe para la reserva de agua. Alrededor, un recinto más amplio llamado albacar servirá para el refugio de la población y de los rebaños. En este espacio se pueden encontrar pequeñas viviendas para acoger a la población refugiada y también suele haber otro aljibe. El castillo también articulará las estructuras defensivas como las torres de alquería que se alzarán en aquellos núcleos de población más importantes o en las aldeas más alejadas.
La técnica de construcción más empleada en los castillos andalusíes serán los muros de tapia o encofrado. Esta técnica supondrá el levantamiento en un corto periodo de tiempo de muros con mucha resistencia. Debido a la orografía del terreno donde se suelen asentar, se realiza previamente una nivelación de los cimientos mediante muros de mampostería y mortero de cal. Después de esta regulación van levantandose las tapiadas. Primero que todo se disponen tablones de madera a lo largo, atados con viguetas o costillas en vertical y soportados por otras viguetas o agujas en horizontal. Dentro se verterá una mezcla formada por tierra, gravas y cal en capas que se irán apisonando, y a veces también se tiran entre medio piedras calizas sin ninguna disposición.
Cuando ya se ha endurecido el material se retiran los tablones y se continúa más arriba con otra tapiada. Las huellas que dejan los tablones y las agujas se pueden apreciar en la obra terminada e incluso perviven hasta hoy día en muchos castillos. |
Una vez pacificadas las montañas valencianas después de la revuelta de 1276-77 el poder feudal se planteará qué hacer con tantas fortificaciones andalusíes. Mantenerlas todas suponía un enorme costo. Además del peligro que representava que volvieran a manos de los musulmanes. Se eligió mantener las más importantes y el resto se fueron desmantelando. El castillo cristiano asumirá la función de control feudal con la construcción del elemento más importante que será la torre del homenaje construida en un lugar bien visible.