El castillo de Forna es el mejor conservado y accesible de la Marina Alta. Está localizado de forma estratégica en la cima de una colina que divisa la villa de Forna y el curso del río Gallinera, que desciende desde el noreste hacia Oliva y el mar.
La construcción es cuadrangular con una torre cuadrada en cada esquina, aunque ligeramente asimétrica, con la torre noreste mayor, con un aljibe en su interior y una planta cubierta por una bóveda de crucería. Sus características constructivas y formales, permiten considerarla como una torre de refugio de época almohade (siglos XII-XIII) que fue posteriormente reutilizada en la nueva construcción de época feudal. La población de Forna pasó a manos del rey Jaume I en 1258, pero el primer documento que hace referencia a la fortificación es de mediados del siglo XIV. Aunque el momento en que fue ampliada y convertida en una residencia feudal, ocurrió a mediados del siglo XV cuando la población pasó a la familia Cruïlles. En el año 1981 se realizaron algunas calas arqueológicas, y se recuperaron cerámicas de entre los siglos XIV-XVI. En 2003 el castillo fue parcialmente consolidado y restaurado, facilitandose el acceso al público. Los cuatro muros están construidos de tapial y tienen pocas aberturas, mientras que las torres -levantadas con la misma técnica- son independientes arquitectónicamente una de la otra. Se entra por una puerta del lado norte, flanqueada por un arco apuntado de ladrillo. En el interior se encuentra un gran patio con un aljibe en el centro y una escalera que lleva al piso superior. A su alrededor hay varias estancias, como establos, la cocina, el comedor y una gran habitación que da al patio y donde se pueden ver las habitaciones superiores. Hay que resaltar el conjunto de grafitos tardo-medievales situados en la habitación de la torre noroeste, que muestran barcos, una serpiente de mar, caballeros luchando y animales. |
El castillo de Gallinera o de Benirrama está situado en la parte superior de un promontorio rocoso en la entrada al Valle de Gallinera desde el este. La construcción es andalusí en su origen pero la fecha de inicio no está clara.
Aunque se han encontrado cerámicas del siglo XI en superficie, las excavaciones arqueológicas realizadas en 1981 recuperaron materiales del siglo XII. La primera referencia documental es tardía, del Tratado de 1245, en el cual que se asociaban varias alquerías de la Vall de Gallinera. El castillo fue destruido por el fuerte terremoto de 1396, y fue reconstruido durante los siglos XIV y XV, pero se abandonó a raíz del sismo de 1644. La planta del castillo es alargada e irregular con una torre rectangular (P) en el centro con un aljibe. A su alrededor se forma un gran albacar amurallado que sigue el contorno de la cima. La entrada se sitúa en el este (C), protegida por una torre cuadrada. Hay dos aljibes más situados en cada lado (H y V), restos de almenas, el camino de ronda y seis torres circulares. La construcción utiliza varias técnicas, la mayoría de mampostería con tramos hechos de opus vitatum y opus incertum y también restos de muros de tapia. |
La torre de la Penya Foradà fue construida en un punto estratégico que sobresale de la sierra del mismo nombre, y controlaba tanto el valle de Gallinera en el norte, como el de Alcalá en el sur, además de guardar un importante paso entre ambos.
Aunque la fortificación está casi completamente en ruinas, es muy fácil de localizar por situarse en la peña del famoso agujero. Desde allí se puede ver el castillo de Gallinera hacia el este, el castillo de Alcalá hacia el norte y el castellot de Alpatró el noreste. Los restos pertenecen al basamento de una torre cuadrada hecha de piedras y mortero situada detrás del agujero, que conecta con un muro de sólido mortero derruido a ras del suelo. Al pie del agujero se encuentra un aljibe rectangular. |
La excavación arqueológica realizada hace unos años, mostró que el lugar ya estaba habitado en la edad del Bronce, aunque la mayoría de los materiales pertenecían a la construcción andalusí.
Tanto la cerámica como una punta de flecha de bronce indican una datación que no va más allá del siglo XI. No hay ninguna referencia documental de la torre y no se encontraron cerámicas de época cristiana, lo que sugiere su abandono poco antes o durante la conquista feudal. |