Las más antiguas fortificaciones o refugios de época andalusí de la Marina Alta corresponden a unas estructuras de difícil interpretación, caracterizadas por sus robustos paramentos de piedra en seco, que aprovechan la orografía del terreno y definen un espacio, más o menos amplio, protegido por barrancos, riscos o cortados, donde los muros defenderán las zonas más desprotegidas o de más fácil acceso.
Son tres los yacimientos de la Marina que responden a estas características:
Son tres los yacimientos de la Marina que responden a estas características:
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La Bastida se encuentra al SW de la villa de Pego, sobre una colina enmarcada a este y oeste por sendos barrancos, mientras que al norte, el cerro forma un perfil abrupto con varios cortados. El único acceso se sitúa en el sur, a 344 m, justo donde se levantó una muralla de unos 113 m de longitud.
En el interior de este espacio (al norte de la muralla), no se observan estructuras ni otras evidencias indicadoras de la ocupación del lugar. Los pocos materiales arqueológicos recuperados en superficie son fragmentos de cerámicas comunes de difícil datación, que de manera genérica situamos entre los siglos VIII-X de nuestra era.
En el interior de este espacio (al norte de la muralla), no se observan estructuras ni otras evidencias indicadoras de la ocupación del lugar. Los pocos materiales arqueológicos recuperados en superficie son fragmentos de cerámicas comunes de difícil datación, que de manera genérica situamos entre los siglos VIII-X de nuestra era.
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El Cocoll se sitúa a levante del término de Castells, sobre los crestas de la sierra del Cocoll, a unos 950 m. También ahora, un soberbio muro de piedra en seco (de unos 87 metros de longitud) protege la zona de más fácil acceso del yacimiento, en el sureste, mientras que en el lado noroeste está protegido de manera natural por los acantilados que caen al barranco del Galitero.
El espacio delimitado por el farrallón rocoso y el muro es de unos 1500 metros cuadrados aproximadamente, sin que se observen estructuras ni otros elementos. También en estes caso son escasísimos los materiales arqueológicos recuperados, apenas unos pocos fragmentos de cerámica común que quizá correspondan a los siglos VIII-X de nuestra era.
El espacio delimitado por el farrallón rocoso y el muro es de unos 1500 metros cuadrados aproximadamente, sin que se observen estructuras ni otros elementos. También en estes caso son escasísimos los materiales arqueológicos recuperados, apenas unos pocos fragmentos de cerámica común que quizá correspondan a los siglos VIII-X de nuestra era.
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El último asentamiento con estas características y cronología corresponde al tossalet de Pere Antoni. Este yacimiento ocupa la vertiente sureste de una colina, entre los 190 y los 160 metros de altura, situado a los pies de la cara sur de la sierra de Segària, entre los términos municipales de Beniarbeig, Sanet i els Negrals. El abancalamiento agrícola, los procesos erosivos y la vegetación han alterado el asentamiento, del que conocemos el basamento de un potente muro de bloques calcáreos con una orientación aproximada norte-sur, que lo delimita por el lado de poniente.
Los fragmentos cerámicos recogidos se caracterizan por la ausencia de cerámicas esmaltadas, con un escaso repertorio de formas de cerámica común de pastas oxidantes (cántaros, jarras, lebrillos, etc); características nos hacen datar el yacimiento entre los siglos VIII y X de nuestra era.
Los fragmentos cerámicos recogidos se caracterizan por la ausencia de cerámicas esmaltadas, con un escaso repertorio de formas de cerámica común de pastas oxidantes (cántaros, jarras, lebrillos, etc); características nos hacen datar el yacimiento entre los siglos VIII y X de nuestra era.
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En el extremo noroeste de la Marina Alta, en el vertice de la montaña de Almiserà a 725 metros de altura, se sitúan los restos de una fortaleza muy singular conocida como el Xillibre. Se trata de un fortín de planta rectangular de unos 35 x 22 metros, con torres esquineras sobresalientes redondas y dos cubos cuadrangulares en cada uno de los lados largos. Toda la obra está hecha con piedra de tamaño medio trabada en seco, con una técnica similar a la utilizada en las fortalezas descritas más arriba; pero ahora, estamos ante un edificio con una planta prediseñada, que repite modelos de castillos y fortalezas omeyas de Oriente Próximo y el Magreb, hecho con una técnica constructiva local.
Las excavaciones arqueológicas realizadas por A.Bazzana (1985-86), aportaron datos suficientes para datar el fortín en el siglo X. Este investigador, interpreta el Xillibre como una fortaleza vinculada a las campañas militares que Abderramán III realizó el año 928 contra los disidentes bereberes que controlaban gran parte de esta región del Xarq al-Andalus casi desde tiempos de la conquista. Abderramán, fundador del Califato de Córdoba, logró someter este territorio, que desde aquel momento fue controlado por el poder central de Córdoba.
Las excavaciones arqueológicas realizadas por A.Bazzana (1985-86), aportaron datos suficientes para datar el fortín en el siglo X. Este investigador, interpreta el Xillibre como una fortaleza vinculada a las campañas militares que Abderramán III realizó el año 928 contra los disidentes bereberes que controlaban gran parte de esta región del Xarq al-Andalus casi desde tiempos de la conquista. Abderramán, fundador del Califato de Córdoba, logró someter este territorio, que desde aquel momento fue controlado por el poder central de Córdoba.