El sábado 26 de noviembre los miembros de AMUX disfrutaron de una visita guiada por la Xàtiva medieval. Con nuestra excelente guía, Esther Polop, aprendemos mucha historia, incluyendo entre otras muchas cosas: por qué hubo una vez 12 conventos, por qué las ventanas de un palacio están desplazadas hacia un lado, por qué la catedral es tan enorme y por qué nunca se terminó; quién escribió en las paredes, el precio controlado de los alimentos básicos en el siglo XVII, el misterio de un baño de mármol islámico y por qué el retrato del rey Felipe V está colgado al revés...y mucho más.
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Gracias a un comandante de la Marina Real, don Alfredo Saralegui y Casellas (1883-1961), sensible a las durísimas condiciones de vida de los pescadores españoles -solos ante la pobreza, el hambre, la enfermedad, el mal tiempo, naufragios y muerte – y que fue el impulsor de las reformas, estos Pósitos se crearon a partir de 1918 en todo el litoral español. Se caracterizaron por el apoyo estatal y apuntaron a una reforma social muy necesaria. Tenían el objetivo de mejorar las condiciones morales y físicas de sus miembros mediante el establecimiento de diversos seguros (paro forzoso, seguro de salud y decesos). También buscaron fomentar la cultura (creación de escuelas y bibliotecas); la explotación directa de la industria pesquera -a veces- con sus propias embarcaciones y con la venta de sus capturas sin intermediarios; y la concesión de préstamos a tipos de interés muy bajos mediante la creación de la Caja Central del Crédito Marítimo en 1919. Tras la Guerra Civil, los Pósitos fueron sustituidos por una nueva especie de gremio de pescadores que pasaron a llamarse Cofradías. Estas incluían una política de vivienda llamada “casas de protección oficial” que proporcionaba a los pescadores viviendas baratas. En el Puerto de Xàbia todavía se pueden ver muchas de estas casas por el paseo marítimo y detrás de los restaurantes, así como por la zona donde se encuentra la iglesia del puerto.
Hoy en día hay 220 cofradías en toda España, la mayoría de las cuales, como la de Xàbia, están incorporadas a la Federación Nacional de Cofradías de Pescadores (FNCP). Los 70 socios de Xàbia pagan una cuota mensual, que cubre su seguridad social, incluido el período conocido como “parada biológica”, cuando se detiene la actividad pesquera durante un mes para que las poblaciones de peces tengan la oportunidad de recuperarse. Esto sucede generalmente en enero o febrero y, de nuevo, en septiembre u octubre. Además de la función de representar y apoyar a los pescadores, armadores, marineros, el Pòsit, como todavía se le suele llamar en Xàbia, ofrece diversos servicios. La Lonja es el núcleo de todos los pescadores en tierra. Al principio solo había un hangar bastante pequeño de 40 m2 que fue reemplazado en 1991 por el grande que vemos hoy. Aquí se traen las capturas directamente de los barcos y también es aquí donde se llevan a cabo las subastas de pescado desde siempre. Esto está organizado por el Pòsit. Cuando se hacen las cuentas a fin de mes, los pescadores reciben su dinero, mientras que el Pòsit se queda con el 5 % por sus servicios. Mientras que las subastas son solo para mayoristas, el Pòsit cuenta con dos puntos de venta donde cualquier persona puede comprar diariamente pescado fresco. Uno está en el exterior de la Lonja y el otro, llamado "La Parada del Peix del Pòsit", en el mercado municipal y sólo abre por las mañanas. Antiguamente había una fábrica de hielo en el puerto, donde hoy está el supermercado Más y Más. La fábrica proporcionaba enormes bloques de hielo que debían romperse. Hoy en día, la Lonja tiene su propia producción de hielo, que una vez triturado se impulsa a través de una manguera directamente al área del muelle, para que los pescadores llenen sus cajas antes de que sus barcos zarpen del puerto. Otra de las comodidades que el Pòsit pone a disposición de sus socios es un surtidor de gasolina, propiedad de CEPSA, justo al lado de la Lonja. Ofrece gasóleo para los pesqueros a mitad de precio. Sin embargo, los pescadores luchan por subsistir, con el aumento de los costes de la energía y la disminución de las poblaciones de peces. Para que os hagáis una idea: una embarcación de pesca de arrastre, por ejemplo, necesita entre 600 y 800€ de gasóleo sólo para un viaje. Y con el precio rebajado! La cofradía de pescadores ha supuesto un avance crucial en la historia de la pesca mejorando la calidad del trabajo y la vida de todos los trabajadores del mar. No solo ha generado beneficio económico, sino que transmite los valores de la solidaridad, el unión y el apoyo entre sus miembros y proporciona un foco importante para el sentido de comunidad en un pequeño pueblo como Xàbia. Aunque ya había plantaciones en el Reino de Valencia a finales del siglo XVIII, no fue hasta la década de 1920 cuando aparecieron las primeras plantaciones de cítricos en Xàbia. Con el paso de los años fueron aumentando paulatinamente y en la década de los 60, los cítricos ya eran una floreciente rama agrícola. Había, y todavía hay, dos áreas principales de cultivo: una parte de detrás del Arenal, en la zona del Pla, y se dirige hacia el oeste hasta la carretera de Benitatxell, con el río Gorgos en el límite norte y el Cami Cabanes en el sur. La otra es la zona de les Valls, entre las carreteras de Gata y Jesús Pobre.
Los principales cítricos plantados aquí son naranjas y clementinas. El pomelo es muy escaso por la baja demanda, y el limón no se cultiva en Xàbia. Hay dos categorías de naranjas: la naranja blanca, que se usa para zumo, y la washingtonia, de mesa. En los años 50, y aproximadamente hasta los 70, se plantaron principalmente naranjas para zumo: la salustiana, la cadenera y también la sanguina o naranja sanguina, que se exportaban a Francia e Italia. Luego a partir de los años 70 se cultivaron varios tipos de naranja washingtonia, que sustituyeron a la cadenera y la sanguina. Hoy en día en Xàbia existen principalmente dos tipos de naranjas de zumo y cuatro tipos de naranjas de mesa, por lo que se pueden tener naranjas de noviembre a junio. También se cultivan aquí cuatro tipos diferentes de clementina, que se recogen entre noviembre y mayo. Los naranjos necesitan mucho cuidado y agua. Hasta finales de los años 70, el método de riego era el que los sarracenos habían introducido siglos atrás. Se trata del conocido como riego “a manta”, con el que se inunda la tierra a través de un sistema de canales. Con este método se gasta una enorme cantidad de agua. En los años 60, cuando se estaba construyendo el Canal de la Fontana, hubo que perforar, y por tanto romper, la capa protectora entre el agua subterránea y el agua del mar. Esto hizo que el agua del mar entrara y llegara a una gran cantidad de pozos cuya agua se estaba utilizando para el riego, con lo que se salaron. Esto, combinado con largos períodos de sequía en los años 70 y 80, durante los cuales el nivel del agua subterránea cayó, permitió que entrara aún más agua de mar, lo que provocó la muerte de muchos árboles y el abandono de muchas plantaciones. Al mismo tiempo, el turismo estaba en alza y el precio de la tierra subiendo, por lo que mucha gente prefirió vender sus tierras. Con tal escasez de agua, había que encontrar un nuevo sistema de riego. Hacia finales de los años 70 se introdujo el riego por goteo. ¡Algunos dicen que la primera vez que se usó en España fue aquí, en Xàbia! Hasta ahora ha demostrado ser más eficaz. Cada naranjo recibe una media de seis emisores, que aportan, cada uno, cuatro litros de agua por hora. En verano, el sistema de riego se enciende durante tres o cuatro horas todas las noches. Muchos agricultores tienen pozos en sus tierras de donde se toma el agua. Los que no, tienen que comprar agua de pozo a una empresa. Los naranjos requieren un trabajo laborioso durante todo el año. Una vez que se ha recolectado la fruta, los árboles deben podarse. Deben ser fertilizados en intervalos regulares. Esto se hace a través del suelo, pero también rociando las hojas para una absorción más rápida. Lidiar con enfermedades y plagas es un desafío constante, especialmente porque los pesticidas más efectivos, pero peligrosos, ahora están prohibidos en Europa. El cotonet y la mosca blanca son las más difíciles de eliminar pero también la araña roja y la cochinilla son plagas obstinadas.Y entre las muchas enfermedades que azotan al naranjo, las más persistentes son los hongos. Una batalla incesante para los agricultores ! Y ahora la batalla hay que librarla también en otros frentes. En los últimos años ha habido un aumento del 30% en las importaciones de cítricos de Sudáfrica, Turquía, Egipto y Marruecos. Principalmente debido a los bajos salarios, estos países pueden ofrecer precios considerablemente más bajos. Un trabajador en Sudáfrica cobra aproximadamente 1,20 euros al día -con jornadas laborales más largas- mientras que en España se le paga el salario mínimo de 12 euros la hora. Además, en España hay que cumplir una normativa mucho más estricta que hace que los costes sean más elevados. Este año, los agricultores han vendido sus naranjas a tan solo 12 céntimos el kilo. Las grandes distribuidoras dictan el precio. En los últimos seis meses, el precio de la energía, la gasolina, los fertilizantes y los pesticidas se ha disparado tanto que apenas queda margen. Cada año hay agricultores que abandonan sus plantaciones. La situación es tan crítica ahora que uno se pregunta si Xàbia o incluso la Comunidad Valenciana, seguirá teniendo sus hermosas plantaciones de cítricos en los próximos años. Porque no hay apoyo real ni solidaridad proveniente de las autoridades centrales o locales. Las leyes que protegen los intereses de los agricultores no se hacen, o se hacen a medias. El pasado mes de junio se aprobó una nueva ley que exige el tratamiento en frío de todos los cítricos procedentes de países no pertenecientes a la UE. Esto es para evitar que insectos como la falsa polilla entren en España. Al mismo tiempo, la medida aumentará los costes para estos países, aliviando ligeramente la competencia para los agricultores. Sin embargo, es necesario aprobar leyes que aseguren precios justos para los agricultores. Si bien el precio de los cítricos al consumidor está subiendo, esto no está llegando al agricultor. Existen asociaciónes en la Comunidad Valenciana como la Unio de Llauradors y la Asociación Valenciana de Agricultores - Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (AVA-ASAJA) que representan los intereses de los agricultores y ganaderos. Desde hace 15 años, Juan Antonio Miñana, citricultor desde hace mucho tiempo, es el delegado de este último en Xàbia. Aunque esta asociación cuenta con unos 200 socios en Xàbia, solo unos 10 son citricultores a tiempo completo, un número que ha ido disminuyendo desde la década de 1980. Desafortunadamente, estas asociaciones no tienen una implantación como red de trabajo en el conjunto de España, que podría darle un peso real, y los agricultores tienen todas las razones para sentirse abandonados en su lucha por seguir existiendo. Lamentablemente, incluso el ayuntamiento de Xàbia ha dado la espalda desde los años 80 al desarrollo agrario, apostando preferentemente por el turismo. Si la situación no cambia pronto para los agricultores, podemos estar seguros que en los próximos diez años el perfume primaveral de la flor de azahar desaparecerá del aire de Xàbia. Incluso la naranja podría perder su condición de símbolo de la Comunidad Valenciana! Su historia y desarrollo en la región mediterránea es tan interesante que he decidido dedicarles el artículo de este mes. El mes que viene, en la Parte II, hablaremos de Xàbia y sus plantaciones de cítricos, en el pasado y en el presente.
Los cítricos, originarios del sudeste asiático, fueron introducidos en la región mediterránea en diferentes momentos de la historia. El primero en llegar fue el "poncil" (Citrus medica en latín, y conocido en otras partes de España como aramborero, cidro y cidra limón) que se dice que fue traído por Alejandro Magno de sus conquistas en las orillas del río Indo en 325 aC. Las semillas se dispersaron con gran éxito en algunas partes el Mediterráneo. Más tarde, los romanos, que apreciaron sus cualidades medicinales, lo extendieron por la región hasta llegar a las Islas Baleares, donde se encuentra desde el siglo V. En una etapa posterior, los comerciantes árabes descubrieron la lima y la naranja amarga, también de la India, y las llevaron por todo su imperio, incluso a Al-Andalus, en el siglo X. Por sus mejores características pronto sustituyó al “poncil” (cidro), del cual solo quedan pequeños cultivos en Córcega hoy en día. No fue hasta el siglo XVI cuando los marineros portugueses trajeron de sus viajes a China la naranja dulce, por lo que se las llamó naranjas de China o de Lisboa, para distinguirlas del tipo amargo conocido hasta entonces en Europa. La mandarina dulce llegó incluso más tarde, en el siglo XIX, traída también desde China por los británicos, como su nombre indica, quienes la introdujeron en todas sus colonias. Desde el principio hubo una hibridación espontánea y natural entre los diferentes cítricos. Un buen ejemplo es la clementina, un cruce entre la mandarina común y la naranja dulce. Fue descubierta en un orfanato religioso dirigido por el Padre Clement, en un pueblo cerca de Orán, Argelia y bautizada en su honor. La clementina llegó a Valencia a principios del siglo XX y hoy está presente, con sus híbridos, en todas las zonas de plantación de la Comunidad Valenciana, incluida Xàbia. También se encontró una mutación espontánea en Brasil en el siglo XVIII. Se trataba de la naranja Navel (Navelina), que llegaría a España ya en el siglo XX. Con el tiempo ha habido también mutaciones de ésta, como la Washington Navel y sus variedades tempranas y tardías, que forman gran parte de las plantaciones de cítricos de Xàbia. La mandarina satsuma es una mutación natural que se dio en Japón, procedente de una mandarina ancestral de China. En el siglo XIX se llevó a California, desde donde se trajo a la Comunidad Valenciana ya en el siglo XX. El único cítrico que no es originario del extremo Oriente es el pomelo, que fue descubierto en Barbados y es un híbrido natural del “pummelo” y la naranja dulce, ambos traídos desde Asia en el siglo XVII. También fue introducido en la península Ibérica en el siglo XX. El pomelo, el poncil, la mandarina y la papeda son las únicas cuatro frutas puras y auténticas de la familia de los cítricos. Se originan a partir de un ancestro común. Todos los demás son híbridos de estas cuatro especies. El mes que viene vamos a echar un vistazo a cómo le fue a los cítricos en nuestro pueblo de Xàbia, en el pasado y en el presente, y si hay futuro para esta popular familia de frutas, símbolo de nuestra soleada provincia. Font : "De Fruits i Fruiters“ de A.Lopez-Garcia, Consellería d´Agricultura, Generalitat Valenciana (Anita Pichler - AMUX) Había miles de medidas diferentes y, a menudo, el valor de una medida dependía del producto que se estaba midiendo. Para contrarrestar el fraude y la excesiva diversidad de medidas los reyes y señores de Valencia intentaron imponer unas guías objetivas para unificar el sistema. La “alna” era para los tamaños, la “lliura” para los pesos, la “barcella” para las capacidades (como en el caso de los cereales) y el “cànter” y la “arrova” para el vino. Estas fueron las principales guías de medidas de las que se derivaron las medidas para otros productos.
Para medir longitudes y superficies, el hombre era la medida de todas las cosas. Así que todo fue comparado con el cuerpo humano. Algunos ejemplos son: el dit (dedo), el pam (palmo), el colze (desde el codo hasta la punta de los dedos), la braça (desde un brazo extendido cruzando el cuerpo hasta el otro), el peu (pie). Y el alna, también llamado vara en otros reinos, (ver foto) como la medida-guía. 1 alna = 2 colzes = 3 peus = 4 pams = 36 polzades = 48 dits. La medida-guía de los pesos era la lliura (libra). En Valencia esto correspondía a los 355 gramos de hoy, aunque en Castellón eran 358 gramos y en Alicante incluso 474 gramos. 30 lliures eran 1 arrova; y 4 arroves eran 1 quintal Sin embargo, todo dependía de lo que se estuviera pesando. Una lliura de carne equivalía a 36 onces (onzas), mientras que la „lliura del peix“ (pescado) eran 18 onces y la de las frutas y verduras eran 16 onces. Así que una lliura no era solo una lliura! Y ademàs la harina se medía por quintales y arroves. Los cereales y granos no se medían por su peso, sino por la capacidad de un recipiente, principalmente la barcella o almud, con sus múltiples submedidas. Los líquidos también se medía según el volumen de un recipiente. La càrrega (jarro) de vino o vinagre era de 15 canters (jarras) o arroves y el cànter de 4 quartes. Pero en el caso del aceite, ¡la càrrega equivalía a 12 cànters! Y había muchos más términos de medición……….. Como podéis ver, el sistema carecía de unidad y las dificultades aumentaron cuando llegó la hora de comerciar con otros reinos, pues aunque se utilizasen los mismos términos, solían existir diferencias en lo que representaban. Existe un documento histórico de 1671 en el que se determinan oficialmente los pesos y medidas equivalentes de otras tierras por su valor en medidas valencianas. (Ver foto). Por ejemplo : 1 arroba de Cataluña (que eran 26 lliures catalanes) eran 34 lliures valencianes y 3 onces. O : 100 braces (de seda) de Génova eran 56 alnes valencianas. En 1849 la Reina Isabel II sancionó la Ley de Pesos y Medidas en la que se introdujo en España el sistema métrico decimal. Hasta entonces, cada provincia tenía sus propios pesos y medidas tradicionales. A pesar de esta ley, los antiguos sistemas de medida continuaron utilizándose hasta 1880, cuando un decreto nacional obligó a las provincias a utilizar únicamente el sistema métrico para todos los efectos administrativos y sociales. Hoy en día, aunque a veces todavía escuchamos a las generaciones mayores hablar en términos de “lliura”, “pam” o “fanecada” (hanegada, medida de la extensión de un terreno), solo podemos admitir que la introducción del sistema métrico, con su simplificación y universalidad fue un gran éxito y significó un enorme paso en la dirección del „progreso moderno“ o de la centralización, depende del perspectivo del lector ! Font principal : „ Al Metre : de les Mesures Antiques“ de Antoni Espinos, CIRNE el Cine Jayan- es el único cine familiar de toda la comarca que ha sobrevivido primero a la embestida de la televisión, luego al alquiler de cintas de vídeo y finalmente a las plataformas de consumo audiovisual por internet, como Netflix, HBO o Amazon Prime ? En la década de 1930, casi todos los pueblos alrededor de Xàbia ya tenían sus propias salas de cine familiares. El primer cine de Xàbia, Cine Espinós, fue inaugurado hacia 1915 por Antoni Espinós Llopis. Se ubicaba en lo que hoy es el pàrking del restaurante Trinquet. Había sido un casino antes de que Antoni lo comprara para convertirlo en un cine con aproximadamente 800 butacas, una oficina de rollos de película y un piano, pues todas las películas eran mudas en aquellos días. Se hizo extremadamente popular, incluso con gente que venía de los pueblos de los alrededores y siempre estaba lleno. Al principio solo abría los domingos, luego también los sábados y más tarde también los jueves. Se hizo costumbre que los domingos los hombres fueran a ver un partido de fútbol después de la comida, mientras que las mujeres pasaban un rato juntas y luego a las 7 de la tarde todos esperaban con ansias el último estreno cinematográfico. Una segunda sesión se proyectaba a las 22.30 horas. En la década de 1940 la familia abrió un cine en el puerto. También tenía cerca una terraza de verano. Cine Espinos en el pueblo cerraba los meses de verano.
En la década de 1930, antes de la Guerra Civil, Jaime Ortuño y Angela Devesa, pareja de panaderos, se mudaron de La Nucia a Xàbia para abrir su propia panadería en la calle Nazareno n°20. Ángela, conocida por todos como Angelita, fue una mujer muy emprendedora (¡sorprendente para su época!) y vio que había mucho margen para un segundo cine en Xàbia. Convenció a los numerosos miembros de su familia (era la más pequeña de trece hermanos) para que le prestaran dinero para abrir un nuevo cine. Inaugurado en 1955 junto a lo que hoy es el Museo se llamaría Cine Central y tendría una capacidad de 700 butacas. Tres años después Angelita inauguró una terraza para proyecciones al aire libre durante el verano en el lugar del actual Cine Jayan, en el puerto. Tanto el cine como la terraza estaban dirigidos únicamente por la familia, con mucho éxito: sus dos hijos se encargaban de la adquisición y programación de las películas, y el resto se ocupaba de los espectáculos diarios y los bares. En 1973 Antonio Català Bover contrajo matrimonio con Immaculada, una de las hijas de Angelita, que estudiaba en Valencia para ser pediatra. Se unió al negocio familiar y se convirtió en un miembro muy activo. Un año después, la terraza del puerto se convirtió en una sala de cine con una terraza en la azotea. Se llamó Cine Jayan, acrónimo de los nombres de los fundadores: Ja-ime y An-gelita. En sus orígenes, la sala tenía una capacidad de 420 asientos, pero en 2003, tras una necesaria reforma antihumedad, su capacidad se redujo a los 347 asientos que tiene hoy. A principios de la década de 1980, Antonio, que había traído muchas películas de calidad a Xàbia, incluso peliculas en versión original, sugirió abrir un autocine, a lo que Angelita, de mente abierta (ya cercana a los 70), accedió, a pesar de la resistencia de la familia. El autocine se inauguró en 1982 en las inmediaciones del camping. Un año más tarde se inauguró otra terraza al aire libre detrás de la playa del Arenal, junto al surtidor de gasolina. Luego llegó 1985, un año nefasto para los pequeños teatros familiares de toda España. Desde la llegada de la televisión, el interés del público por las salas de cine ya había disminuido. Sin embargo, cuando los aparatos de video salieron al mercado a principios de los 80 y luego aparecieron las tiendas de alquiler de películas por todas partes, fue el golpe final para muchas salas de cine (Cine Espinos ya había cerrado en 1972). A mediados de esa década, la mitad de los cines de toda España tuvieron que cerrar, incluidos los que había en los pueblos alrededor de Xàbia. El mundo de los cines de Angelita seguía luchando. Pero en 1995, cuando el Ayuntamiento mostró serio interés en comprar el edificio del Cine Central, lo cerraron y lo vendieron. Ha permanecido sin uso y vacío hasta el día de hoy……. Estaban perdiendo la batalla contra la nueva era de la cultura cinematográfica. Tuvieron que cerrar otros lugares: en 2000 la terraza del Arenal y en 2009, el autocine. Para estar a la altura de los tiempos, Antonio, que ya llevaba muchos años dirigiendo el cine, tuvo que tomar una gran decisión en 2011: o se digitalizaba, lo que suponía una gran inversión, o cerraba. Para los seis hijos de Antonio e Imma no había duda. ¡Afortunadamente para Xàbia, la pasión también corre por sus venas! Ahora Cine Jayan es el único que queda de su tipo en toda la Comarca. Y sigue siendo un negocio de familia. Después de 58 años, todavía tenemos a Antonio en la taquilla e Imma, que trabajó toda su vida como pediatra en Dénia y por las tardes en la barra de uno de los cines, también sigue ahí. Sólo gracias a su fervor y dedicación Xàbia sigue teniendo su cine más entrañable, que tanto nos encanta a los cinéfilos. No hay nada como una tarde de cine……. sin olvidar las palomitas de maíz, por supuesto! Xàbia conserva uno de los más importantes conjuntos de molinos de viento del mediterráneo. Once se alinean en batería de levante a poniente sobre el “Trencall de la Plana” y otro, aislado, se localiza muy cerca del río, al sur de la villa de Xàbia: el molino de Safranera.
Documentados en Xàbia desde época medieval, estuvieron en uso hasta finales del siglo XIX, cuando la utilización de otras energías, la aparición de nuevas tecnologías y otros factores, acabaron relegándolos al olvido y el abandono . Los orígenes, de estas máquinas, se remontan a la Antigüedad, aunque la primera referencia conocida sobre los molinos de viento se halla en una fuente árabe del siglo X. En Europa, se documentan a partir del siglo XII; unos molinos, muy distintos a aquellos de origen oriental. En esta charla, hablaremos de los orígenes y diversos tipos de molinos de viento, centrándonos en la historia y descripción de los molinos de Xàbia y la Marina Alta. Barcelona fue la primera ciudad de España en tener alumbrado público, en 1841, seguida de Madrid, Valencia y Cádiz. Poco después, en 1861, le llegó el turno a Alicante. No todas las calles, pero sí las más importantes, estaban iluminadas con farolas -de gas o queroseno-, ¡excepto en las noches de luna llena! No sabemos el año exacto en que Xàbia consiguió su alumbrado público, pero parece que fue uno de los primeros municipios de la comarca. Sabemos con seguridad que las calles y plazas más importantes ya estaban iluminadas en 1859 (con farolas de aceite) porque el Archivo Municipal guarda un documento en el que el Ayuntamiento estipula multas a los padres de los niños que tiren piedras y rompan los cristales de las farolas. Aparentemente un nuevo juego de niños! Leemos en las ordenanzas municipales de Xàbia de 1887 que ese año todas las calles estaban iluminadas durante cinco horas en las noches de los meses de invierno y cuatro horas en las noches de verano. El siglo XX anuncia una nueva forma de iluminación: la electricidad. En 1902 Xàbia firmó un contrato con el Conde de Orgaz, propietario de una empresa generadora de energía eléctrica a partir de las cascadas del río Algar en Callosa d’en Sarrià, en el que la empresa se comprometía a suministrar energía diaria “desde diez minutos antes de la puesta a diez minutos antes de la salida del sol” para espacios públicos y privados. Los domicilios particulares pagaban según el número y potencia de las bombillas: 1,75 pesetas al mes por cada bombilla de cinco vatios; 3,25 pesetas al mes por una bombilla de 10 vatios y un céntimo por noche y bombilla de más de 10 vatios. Más tarde llegó la versión de lujo de 40 vatios! La mayoría de las casas contrataban una sola bombilla, con enchufes en dos estancias (que eran invariablemente la cocina y el comedor) para que la misma luz pudiera pasarse entre las salas según la necesidad. El resto de la casa estaba a oscuras y la gente todavía usaba velas o alguna de las muchas fuentes portátiles de luz (lámparas de petroleo o de aceite). Además, la lámpara colgante de aceite en el centro de la casa todavía estaba en uso, sobre todo porque había frecuentes cortes de electricidad. Contratar la luz costaba solamente 0,50 céntimos, por lo que se hizo habitual darse de baja en los meses de verano para no pagar la cuota mínima. Había mucha pobreza en Xàbia en aquellos días. Joaquín Armell, dueño de la tienda de artículos de regalo y hogar, que existe desde noventa y nueve años en la calle Mayor, nos cuenta cómo su abuelo era empleado de la empresa y se encargaba de cobrar las tarifas de luz a los clientes particulares el día 15 de cada mes. Algunas familias necesitadas no siempre podían permitirse las 1,75 pesetas, por lo que les aconsejaba pagar cualquier pequeña cantidad para no tener que cortar la luz. Desafortunadamente, hoy en día las compañías eléctricas no dan a sus clientes esa opción..... Sólo unos pocos establecimientos podían permitirse un contador de electricidad. Los primeros fueron el Ayuntamiento y la Oficina de Telégrafos, la Guardia Civil, el Sindicato Agrícola, cinco panaderías, dos cines y algunas casas particulares acomodadas. La electricidad llegó a las casas de campo en la década de 1940. Aquí, las lámparas de aceite y petroleo seguían siendo la principal fuente de iluminación incluso en los años cincuenta. Para nosotros, en la década de 2020, una vida sin electricidad es prácticamente inimaginable. Porque no solo nos proporciona luz, sino que genera todo tipo de comodidades que promueven una vida más fácil. De hecho, casi cada aspecto de la sociedad actual depende de ello. Por supuesto, si eso es algo bueno o no, está abierto a debate… Fuente : " La Llum Elèctrica a Xàbia", de Antoni Espinos Estadísticas precisas sobre demografía están disponibles desde1857, por lo que el recuento de población de siglos anteriores es solo aproximado.
En época musulmana no existía un núcleo urbano y Xàbia estaba formada por pequeñas alquerías (agrupaciones de casas) “en valle yxabee” (en el valle de Xàbia, citado en un documento del año 1258). Tras el sometimiento de la población musulmana en 1244, la costa valenciana estuvo expuesta durante siglos a los ataques de piratas y corsarios procedentes del Reino de Granada y el Magreb. Había una gran necesidad de protección. Así que en el siglo XIV se construyó una torre con fortificaciones, que con el tiempo se iría ampliando hasta convertirse en la iglesia-fortaleza de San Bartolomeu. Estas fortificaciones del s. XIV fueron el inicio de un núcleo que fue creciendo a lo largo de los siglos hasta convertirse en el pueblo que conocemos hoy. En los siglos XVI y XVII se estima que la población pasó de 1.000 a 2.000 habitantes, aproximadamente. La población siguió creciendo de manera que a finales del siglo XVIII ya superaba los 3.000 habitantes. Para la década de 1860 ya rondaba los 6.000 habitantes y se mantuvo en esa cifra durante cien años. El cómputo de población empezó a aumentar más rápidamente cuando el turismo descubrió Xàbia en los años 80 del siglo pasado. El censo, de aproximadamente 10.000 habitantes entonces, creció cada año hasta 2013, cuando se alcanzó el recuento máximo de 33.000 habitantes. Desde entonces, la cifra se ha ido reduciendo paulatinamente. Hoy somos casi 28.000 habitantes. Lo interesante es que la población es casi igual en ambos sexos: ¡¡Solo hay nueve mujeres más que hombres!! Y por cierto, ¡tenemos seis personas de cien años o más, cuatro mujeres y dos hombres! La proporción de residentes extranjeros que viven en Xàbia es un increíble 43%, es decir, 12.000 habitantes. Los británicos forman el mayor grupo, con 4.500 (¡a pesar del Brexit!), seguidos de los alemanes y los marroquíes. Hoy, la cosmopolita Xàbia muestra cuán abierta y acogedora puede ser y es un ejemplo de cuán armónicamente pueden convivir los pueblos del mundo. Sabías que… … todavía hoy quedan vestigios de una rivalidad centenaria entre Xàbia y Dénia?8/3/2022 Este fenómeno se ve a menudo en todo el mundo entre ciudades vecinas, o incluso países, por esta cuestión. Más cerca de casa, lo vemos también entre Ondara y Pedreguer y entre Gandia y Oliva.
Las tierras de Xàbia formaban parte en época romana del ager de Dianium, el único municipium que existía entre Valentia (València) y Alonis (la Vila Joiosa). Siglos después, en época islámica, también formaría parte del territorio de la gran ciudad de Daniya. Con la conquista de Jaime I, la Vall de Xabea, en donde había varias alquerías, estaría incluida en el término general del castillo de Dénia. La creación y rápido desarrollo del actual núcleo urbano Xàbia (a partir de finales del siglo XIII), espoleó muy pronto a sus pobladores para desvincularse de Dénia. No fue hasta 1612 cuando el rey Felipe III concedió a Xàbia el título de “Villa Real”, pocos meses después de que Dénia obtuviera el título de “ciudad” por privilegio real. Al fin Xàbia lograba su independencia de Dénia. Sin embargo, esto solo complicó la relación entre las dos poblaciones. Durante los dos siglos siguientes fueron numerosos los pleitos por diversos temas, pero especialmente por la delimitación de sus respectivos territorios. Durante siglos la manzana de la discordia fue el Valle de San Bartolomé, con la alquería de Benissa de Vi, más tarde llamada Jesús Pobre, y la línea de delimitación en la Plana del Montgó. Las rivalidades entre los dos municipios no se debían sólo a disputas territoriales. Hubo también diferencias ideológicas y políticas. Un claro ejemplo fue su toma de posición durante la Guerra de Sucesión. Cuando en 1700 el rey Carlos II murió sin heredero, había dos aspirantes al trono: uno era el Archiduque Carlos (de la Casa de Habsburgo, Austria), y el otro era Felipe de Anjou (de la Casa de Borbón, Francia). Dénia se puso del lado del Archiduque, mientras que Xàbia del lado de Felipe. Así, cuando Felipe V ascendió al trono en 1710, otorgó a Xàbia (1713) la dignidad-título de “Villa Lealísima” en agradecimiento a su lealtad hacia él. Eso también le dio el privilegio de usar la flor de lis en sus escudo de armas, que todavía sigue allí en el día de hoy. Hoy, se puede apreciar una rivalidad "saludable“ de maneras más sutiles. Aunque los forasteros apenas pueden notarlo, los habitantes de las dos localidades saben que está ahí. Ahí van algunos ejemplos: Dénia celebra Fallas en marzo, al igual que València. La Junta Central de Fiestas de Xàbia anunció no hace mucho que las fiestas de junio se llamarán “Fogueres” de Sant Joan. Xàbia no celebra Fallas (¡Dios no lo quiera!), sino Fogueres! ...Y los javienses (xabieros) no se indignan cuando Denia habla de la “gamba de Dénia“, en referencia a las gambas de gran calidad que se capturan en las aguas de Denia y Xàbia ? Los javienses (xabieros) estamos convencidos de que tras ver el éxito del Festival de Jazz de Xàbia, su rival empezó a competir con el suyo varios años después… Y de todos modos, ¿quién tiene las mejores playas, y quién la vista más bonita del Montgó? Por supuesto, la lista podría seguir y seguir…. Y todo empezó hace casi 500 años !!! |
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